miércoles, 29 de abril de 2009

UNA GRIETA CADA VEZ MAS GRANDE


De las personas que habían pasado todo el día por aquí, solo Gabriel se dio cuenta de la pronunciada grieta en la pared. Inquieto se acercó, siguió con su mirada hacia arriba el recorrido de la grieta y descubrió que llegaba a la azotea del edificio, atravesaba el techo y volvía a bajar del otro lado de la calle.
—¡Se va a caer esta mierda! —gritó, pero nadie lo escuchaba, así que corrió a timbrar en todos los apartamentos que pudo, gritando que todos corrían peligro.
Entonces se dio cuenta que la grieta se hacía cada vez mas grande,
corrió desesperado a uno de los costados del edificio y empujó tan fuerte como pudo, pero era inútil, nadie tenía la suficiente fuerza como para volver a juntarlo. No había nada que pudiera hacer. La grieta comenzó a avanzar por la calle como una honda imparable, dividiendo todo lo que se atravesaba, edificios, carros, avenidas, montañas, hasta unirse al otro lado del mundo con ella misma, dividiendo el planeta en dos partes iguales.
Unos hombres comenzaron a arrojar sabanas, correas, cables, todo lo que encontraban para que del otro lado los amarraran y así lograr unir las dos partes de nuevo, jalaban con todas sus fuerzas pero parecía ser inútil, entonces una de las correas se soltó, todos miraron asombrados y descubrieron que uno de ellos la había soltado, le preguntaron histéricos qué estaba haciendo, a lo que él respondió que era mejor así. —Cómo que es mejor así—, dijo alguien. —Es culpa de los del otro lado—dijo el hombre, —Si vuelven a recibirlos, va a volver a pasar, estoy seguro.
—La culpa es de ustedes —gritó un hombre del otro lado, entonces comenzaron a discutir y entre mas fuerte se insultaban mas cuerdas, sabanas y correas desamarraban. Entonces las dos partes comenzaron su partida, se deslizaron como queriendo repelerse hasta quedar completamente separadas. La Luna perdió su orbita y salió disparada buscando alguna fuerza que quisiera recibirla. Cada cara de la tierra siguió su camino, orbitando por separado alrededor del sol.
Los habitantes solo pudieron verse a través de telescopios, al poco tiempo se prohibió toda comunicación con los otros. Se corrigieron los libros que les quedaron para responsabilizar al otro lado de la separación, los gobiernos volvieron a repartirse las zonas y se crearon dos nuevos ordenes semi mundiales.
Como es de esperarse, gracias a nuestro continuo inconformismo, varios grupos de universitarios de las dos partes comenzaron a comunicarse clandestinamente e iniciaron diversos grupos antiseparatistas con el fin de regresar todo a la normalidad. A muchos de ellos los mataron en caserías políticas, pero entre mas duro les daban mas fuertes resurgían. Tuvieron que pasar muchas generaciones para concebir la posibilidad de volver a unir las dos partes, necesitaban construir la tecnología perfecta, necesitaban morir y volver a nacer, necesitaban evolucionar lo que sabían, depurarlo y fortalecerlo.
Entonces llegó el momento, las dos caras estarían alineadas a una distancia en la que se podían ver a plena luz del día. Todo se preparó par que avanzaran entre las sombras miles de jóvenes armados con atractores magnéticos que a simple vista podían parecer avanzado armamento militar. Las ubicaciones eran extremadamente precisas, habían sido calculadas con la exactitud que solo una única oportunidad puede evocar. Los relojes marcaron la hora, y miles de jóvenes apuntaron al cielo, los rayos se encontraron a la misma distancia, las dos medias tierras comenzaron a temblar, de ambos lados salieron a las calles asustados esperando el mas dañino de los terremotos, pero fue al darse cuenta que había algo en el cielo que los atraía que estallaron realmente en pánico. La intensidad de los rayos fue aumentando y comenzaron a hacerse visibles al llegar la noche. El color de los destellos avanzaba por todo el espectro electromagnético a medida que se acercaban, podía verse claramente el centro de la tierra en la otra cara de la tierra, era como estar frente a un espejo del tamaño de todo lo que se conoce, entonces todo se volvió rojo, el resplandor de los rayos saturaba tanto que no dejaba abrir los ojos, estaban cada vez mas cerca, así que sin que nadie pudiera ver, las dos caras coincidieron en un gran estruendo que lanzó a todos varios metros lejos de donde estaban, y los atractores engancharon perfectamente, sin defraudar el diseño mas pretencioso que la tierra había visto en su historia. Todo volvió a ser un solo cuerpo.
Las personas se miraron asustadas, llegaron a tocarse para darse cuenta que eran reales. Los antiseparatistas se dieron un abrazo que habían soñado durante siglos, deseaban tener a sus padres para mostrares, a sus abuelos y ellos a sus bisabuelos y así por muchas generaciones que tenían toda la razón, que tanta lucha tenía sentido.
El resto de la población no salía del asombro de lo parecidos que eran con esas personas que los miraban asombrados, escuchaban casi la misma música, la comida era igual, enterraban a los muertos en los mismos ataúdes, todo era muy similar, pero lo que mas los sorprendió fue descubrir que el nudo de los zapatos lo hacían de la misma forma. Cómo era posible que hubieran llegado a lo mismo?, se hicieron muchos estudios universitarios al respecto, pero nunca imaginaron que los zapatos se habían inventado en el tiempo en que eran un solo cuerpo dando vueltas alrededor del sol. En el tiempo en que ese objeto que ahora daba vueltas a Júpiter, giraba antes al rededor de la tierra, dejándose ver en las noches, cambiando a su gusto la marea y definiendo cuando había que cortarse el pelo.

jueves, 23 de abril de 2009

VOLAR TANTO NUNCA HA SIDO BUENO


Era una calurosa tarde, donde el viento levantaba la enorme tela mientras los tres luchaban por controlar el globo en la azotea. Pedro trataba de enganchar los pies contra cualquier cosa con tal de no caer al vacío, en el otro extremo, María y Juan amarraban la cuerda en una antena que servía mas de pararrayos que otra cosa. Para ser un globo tenía mas forma de parapente realmente, pero si el que lo inventó decía que era un globo, pues globo se quedaba, no había por qué perder tiempo en discusiones conceptuales, así que el globo se abrió imponente, como una burbuja que chillaba como si estuviera rasgando el viento, algunas personas que caminaban por la calle miraron al cielo buscando la procedencia de rugido, la tela estaba tensa como si fuera a reventar y jalaba como si cien elefantes quisieran ir para el mismo lado. Los tres corrieron, ya tenían sus arnés bien puestos y se amarraron cada uno a una cuerda, aquí no habían canastas. Juan soltó el lazo que iba a la antena y el globo salió volando arrastrando a estos tres jóvenes que ya no tenían nada que ver con la tierra, y colgaban columpiándose en las nubes.
El viento los llevó por todas partes, caprichoso como siempre. El invento había funcionado. El tiempo comenzó a pasar rápidamente. Nadie sospechaba que en pocas horas sentirían todo lo contrario, que cada minuto pesa.
Pedro recordó un cuento que leyó una vez de un hombre que descubrió un día que podía volar, y salió por los cielos admirando la ciudad y avanzando por las nubes, pasando entre edificios a toda velocidad como un superhéroe, jugando con el viento, pero de un momento a otro, el pode se le esfumó, así que le rogó a quién quiera que le hubiera dado esa posibilidad que le ayudara, pero esto nunca sucedió, entonces cayó desde donde nadie había caído antes, y su cuerpo se despedazó sobre el tambor de una banda de guerra que preparaba sus marchas para el desfile de la independencia. A Juan y a María no les agradó el cuento, pero cómo iba a dejar de contárselos, si no podía sacarlo de su mente. Los tres eran superhéroes.
Después de varias horas de sobrevolar, María se dio cuenta que no habían descendido ni un centímetro, es más, tenía la sospecha de que estaban subiendo poco a poco, y todo se confirmó cuando vieron el edificio del que habían saltado muchos metros abajo, inalcanzable. Como si les hiciera una mueca de burla.
Juan comenzó a mover sus cuerdas para tratar de inclinarlo en alguna dirección, pero el globo no obedecía, parecía que los elefantes tenían un objetivo claro y no iban a ceder, el globo seguía poco a poco arrastrándolos hacia arriba, cada segundo estaban mas lejos.
Los minutos que siguieron no fueron tan duros como las horas que siguieron y mucho menos que los días. Entonces, Juan logró agarrar un gallinazo que se había acercado cuidadosamente, como animales lo despedazaron y masticaron si darse cuenta que el pobre animal seguía vivo hasta que quedó dividido en tres partes equitativas. Era lo único que comían en días. Tal vez sería lo último que podrían digerir.
Juan había intentado de todo para hacer descender el globo, pero la visión del hombre cayendo sobre el tambor le martillaba la cabeza, tenía muy claro que no quería morir así. Solo había algo que podía borrarle esa imagen a Juan y era la silueta de María contra el sol al atardecer, todas las tardes, le generaba un frío en el estomago que perfectamente lo podría relacionar con la sensación de caer al vacío, pero era tanta la admiración que sentía por esa silueta que afortunadamente no alcanzaba a relacionarlos. Mientras tanto, María en silencio no dejaba de mirar a Pedro, que a su vez solo pensaba en la manera de regresar a la tierra, haciendo cálculos, escupiendo y analizando la caída de la saliva, debía encontrar la manera, él había inventado el globo para tres personas, si los había echo subir debía saber cómo hacerlos bajar.
Juan no tardó en descubrir el amor en secreto con que María contemplaba a Pedro, y fue entonces cuando decidió actuar: al día siguiente Pedro despertó por el viento que le daba en la cara, sentía que las tripas se le iban a salir por la boca, entonces descubrió que caía. Arriba, Juan no aguanta el dolor de muelas de haber roído con sus dientes durante toda la noche la cuerda de la que colgaba Pedro. Pedro no podía hacerse a la idea de que iba a caer como el del cuento, seguro lo esperaba un tambor para destrozarlo, tal ves era la batuta y caería empalado, que muerte tan horrible imaginaba, ojala muriera de un ataque al corazón, pensaba, pero llevaba tanto tiempo arriba que le había perdido el miedo a las alturas. Veía el suelo cada vez mas cerca, entonces pasó por la azotea de un edificio, vio los pisos uno a uno, los cables de luz y descubrió que no había ninguna banda de guerra esperándolo, lo que lo iba a recibir era un concurso de belleza, estaban coronando a la nueva reina del barrio cuando reventó contra el suelo, muriendo junto a las que fueron en su momento las mujeres mas hermosas del caribe, pero quedaron salpicadas de sangre tan fuertemente que la piel les quedó tatuada por el resto de sus vidas.
Arriba, el paracaídas subió como si lo jalaran, Juan no pensó que la perdida de peso lo enviaría mas arriba. Pero en verdad no le importaba. Se sentía en paz, era una sensación que le subía por el cuerpo como si le estuviera quitando el remordimiento, tardó unos segundos en darse cuenta que se estaba era congelando. Con la altura el frío se incrementó, Juan no podía mover los dedos de los pies, luego fueron las piernas, el frío le fue eliminando de la cabeza toda sensibilidad, era como un borrador que le subía por el cuerpo hasta dejarlo vegetativo. Y así fue, pero el borrador no paró ahí, la mano invisible que lo había congelado siguió su camino por el arnés y llegó a la cuerda de la que pendía, luego de congelarla, la quebró y Juan descendió, María lo vio alejarse al doble de velocidad, porque el globo salió disparado hacia arriba con mas fuerza. Del cuerpo de Juan no quedó nada, no se alcanzó a descongelar y se quebró en tantos pedazos que quedó como si nunca hubiera existido.
María no paraba de llorar y esas lagrimas caían en los hombros de algunas personas que caminaban por la calle y miraban al cielo buscando la nube de la que venían estas pequeñas gotas. Pero el día era soleado desde cualquier parte que se viera y María continúo su ascenso cada vez mas rápido.
Debe ser por algo de la sangre pero no se congeló, ni siquiera se enfrió. Y al salir de la atmosfera ni siquiera le hizo falta el oxigeno. Esto no era lo mas extraño, lo curioso es que el globo seguía subiendo sin viento que lo moviera, como si lo estuviera atrayendo un cuerpo mas importante que la tierra, como si la gravedad fuera selectiva y escogía a quien atraer y a quien no. María no descubrió lo que pasaba sino hasta pasados muchos años de observar el sistema solar. La carne de gallinazo ya no le hacía falta. Comer no es necesario cuando avanzas entre planetas y estrellas. Ni un superhéroe podía tanto. Lo que ves te hace pensar que lo que creías importante realmente no sirve de nada, ni el agua ni el oxigeno te ayudan. Pero el viaje es largo, y María tuvo que esperar mas años de los que puede viajar una sonda espacial para poder hacerse a una idea de qué sucedía. La tierra se volvió un punto que desapareció con el tiempo.
Entonces María lo vio. Había algo que parecía acercarse, se demoró en entenderlo porque ya había olvidado como era la imagen de alguien colgando de un globo. Era un hombre igual que ella y pasó a su lado a toda velocidad, ella volvió la cabeza impresionada cuando sintió que alguien mas pasaba a su lado, entonces se dio cuenta que estaba en un cúmulo de seres que habían viajado como ella, pero no venían de la misma parte, por que los globos eran distintos, por que no todos eran cuerpos. Habían gases y grupos de partículas que flotaban como ellos, como si fueran lo mismo. Seres que se habían demorado en entender que no son el centro de nada, que con un parpadeo podían caer en el gran desagüe del universo, que la necedad es peligrosa. Si que suena absurdo, pero así es el universo, por que nunca entenderemos qué nos jala, ni pa donde. Me gustaría comprender qué está haciendo María allá, con todos esos seres, esperando algo que resuelva todo, pero no es así, porque este es el momento donde se nos acaba el poder, se nos enfría el estomago y comenzamos el descenso a toda velocidad aumentándola nueve punto ocho metros cada segundo, dejando a María allá arriba, volvemos a la realidad, y le gritamos al que nos había dado el poder por qué nos lo quita, entonces comenzamos a escuchar la banda de guerra y recordamos que en unos días es el día de la independencia, si que vamos a caer duro sin saber por qué estábamos arriba, maldita sea, lo debimos haber aprovechado un poco mas.

martes, 14 de abril de 2009

¿Cómo desaparecer completamente?



El mago volvió a revisar. Introdujo rápidamente la cabeza en el compartimiento escondido para que el publico no sospechara. Al descubrir que la niña no estaba donde debía estar, no pudo disimular su asombro, estaba parado frente a doscientas personas que esperaban ansiosos el fin del acto para aplaudir. El evento estaba sobrevendido y para el gusto de todos, el show hasta el momento había sido mas que deslumbrante. El mago se puso pálido, sudaba y parecía estorbarle el corbatín. Por primera vez en su vida había realizado un truco que no podía explicar, no tenía un as bajo la manga, no habían túneles escondidos, la niña había desaparecido de verdad. Me gustaría decir que como por arte de magia, pero eso era precisamente lo que no estaba sucediendo en esta ocasión.
—Señoras y señores, la niña ha desaparecido —dijo el mago entre dientes. El publico estalló en aplausos. Nunca habían visto algo igual.
—Que gran show —gritaban—. Todo un maestro!
—Bueno, ahora que aparezca! —gritó un hombre entre el publico. Y todos volvieron a aplaudir.
—Que aparezca la niña —gritó otra persona. Pero el mago no se movía.
—¿Dónde está mi niña? —gritó el papá de la pequeña.
—No se —respondió el mago. —Desapareció.
Todos estallaron en carcajadas menos el padre que no dejaba de mirarlo. Se levantó de la silla inquieto al ver que el mago no podía sostenerle la mirada, enfurecido subió al escenario. El mago trató de escapar pero tropezó y calló de espaldas al suelo. El hombre derribó el pequeño closet donde había entrado la pequeña, todo parecía en orden, salvo que faltaba una niña.
El hombre miró al mago que se arrastraba por el suelo.
—¿Dónde está?
El mago no sabía cómo responder.
—¿Donde está? —repitió esta vez con un tono amenazante.
Un silencio invadió el auditorio, todos miraban asombrados el escenario, buscaban el lugar por donde aparecería la pequeña, pero el mago no daba señales de un nuevo truco. Algo andaba mal. Se sentía.
—Es un agujero negro! — gritó una mujer. —Se va a desaparecer todo el mundo!
Entonces un hombre descubrió el puesto vacío donde debía estar su esposa y gritó que ya había comenzado a desaparecer la gente, así que todos comenzaron a correr desesperados, saltaron por las ventanas, derribaron las puertas, desmoronaron paredes. Luchando contra la corriente caminaba la esposa que supuestamente había desaparecido preguntándose qué es lo que había sucedido mientras estaba en el baño. La muchedumbre no se detuvo y la lanzó al suelo, todos pasaron sobre ella. Su esposo fue el primero en pisarla.
El papá de la niña levantó al mago con un solo brazo y le exigió que revirtiera la magia.
—Si la niña no quiere aparecer no va a aparecer. —dijo el mago.
—¿De qué está hablando? ¿Cómo no va a querer estar aquí si lo tiene todo?
—Pues algo le debe faltar —replicó el mago—. Porque debería estar en ese cajón.
—Yo la escuché hace días diciendo que quería irse lejos. —gritó su hermano.
—Esto no es lejos , es como si no existiera!
— ¿No se dieron cuenta que corrió hacia la tarima cuando preguntamos por un voluntario? Ella quería que le pasara esto! Ella sabía lo que iba a pasar —argumentó el mago.
—Tiene que hacerla regresar.
El mago no sabía cómo salirse de esta, así que buscando hacer tiempo preguntó cómo se llamaba la pequeña.
El padre lo miró por unos segundos, entonces se dio cuenta que no recordaba.
—No me acuerdo.
Se había comenzado a desaparecer el recuerdo de la pequeña. Las imágenes que tenían en la cabeza, su niñez, su nacimiento. La hermosa melodía que cantó esa vez en la escuela. El dibujo que le había regalado a todos en su casa. El olor de su cabello recién lavado. Las huellas de tierra en la cocina. La pequeña hundidura que había creado con su peso durante años en el colchón. Todo había desaparecido. Ni el hermano ni la madre pudieron dar con el nombre. Solo recordaban que era una niña, tal vez no. Ya no podían saberlo. Hasta eso lo habían perdido.
—¿De quién estamos hablando? —dijo el hijo.
El papá entonces bajó al mago, no entendía por qué lo estaba maltratando, le ayudó a organizar su traje.
—¿Por qué estamos aquí? —preguntó la madre.
—Debe ser por el espectáculo. — agregó el mago— ya debería haber comenzado.
—Que bueno —dijo el pequeño— a mi siempre me ha gustado la magia.
—Entonces es mejor que tomen asiento. No se donde está el resto de la gente.
La familia organizó un poco las sillas que habían quedado en el suelo y se sentaron en primera fila. Las doscientas personas regresaron una a una. La mujer que estaba en el suelo se levantó y caminó al baño para limpiarse la sangre que salía de su nariz. No entendía por qué le dolía todo el cuerpo.
Y todo volvió a la normalidad. De la niña solo quedó su ausencia. Y desde ese día una familia cargó con un pequeño vacío en el corazón, una tristeza que no podían ubicar, sin entender qué les faltaba. Porque supuestamente lo tenían todo. Era ilógica esa pequeña tristeza. Ese pequeño hueco en el ventrículo izquierdo. Ese espacio difícil de llenar, porque nunca supieron con qué hacerlo. La niña nunca volvió. Y el mago comenzó de nuevo su show. Y todos volvieron a aplaudir.

lunes, 6 de abril de 2009

Una frase....

"I may not believe in what you say, but I will die for your right to do so."
Voltaire

jueves, 2 de abril de 2009

Solamente para gente con tripas


Una vez escuché que las expresiones artísticas se hicieron para sentirlas, para que te toquen. Su función es hacerte sentir cosas nuevas. Esto no quiere decir que esos sentimientos deben ser “buenos”. Nadie dijo eso. Al menos no lo escuché. Así que hoy propongo la lectura del cuento más perturbador que creo existe sobre la tierra. Fue escrito hace algunos años por Chuck Palahniuk, el autor de EL CLUB DE LA PELEA, ASFIXIA y NANA entre otros. Fue publicado en la revista Playboy y hace parte de su libro FANTASMAS. Cuenta la leyenda que mientras hacía sus lecturas en universidades de Estados Unidos, alrededor de 60 personas se desmayaron mientras escuchaban atentamente a este macabro narrador. Y no es para menos. Yo lo acepto, no he sido capaz de terminar de leerlo. Hay un bloque que preferí ignorar. Así que no se apresuren, si lo van a leer tómense su tiempo, porque la verdad, una vez sus ojos han pasado por esas perturbadoras palabras, no hay vuelta atrás. Se les quedará en la cabeza por muchos años. Eso se los aseguro.
Lo digo en serio, es sólo para gente con tripas. No se apresuren. Hay cosas que es mejor no saber. Si lo leen no me odien, ódiense ustedes mismos por no contener la curiosidad. Porque se los advertí.
Aquí les dejo el link: Tripas de Chuck Palahniuk.