lunes, 29 de diciembre de 2008

Cemento, La Historia del Niño Pared

Esta no es una historia como la de los cuatro albañiles que quedaron enterrados en el desprendimiento de una pared de piedras y tierra sin que nadie lo supiera. Los mismos que fueron encontrados semanas después muertos, y que uno de ellos no tenía mano por que esta había quedado a unos pocos centímetros de la boca del más hambreado de sus compañeros.
Esta no es una historia así.
La Biblia lo dice pero seguro los que la escribieron nunca consideraron este caso: “polvo eres y en polvo te has de convertir”, por una frase como esta es precisamente que esta historia comienza en una madrugada que olía a almendra. Sin ruidos ni taladros perforando paredes. En el hospital Nuestra Señora de los Milagros. Más exactamente cuando una pareja de nuevos esposos se disponían a dar a luz a su primogénito. Una de las enfermeras se percató de algo extraño en una de las paredes. Algo que parecía ser una pierna que salía de la pared y se movía como si estuviera viva. El parto había terminado sin problema. La enfermera se concentró en cortar el cordón umbilical, pero el niño ya no estaba en sus manos, había desapareció como por arte de magia. Todos quedaron estupefactos y se miraban las caras como buscando explicación en la mirada del otro.
La madre que no veía nada porque la sabana que colgaba de sus rodillas y que cubría sus piernas le tapaba todo el espectáculo, sonreía esperando ver su nueva criatura.
La enfermera volvió a mira al extraño cuerpo que se movía en la pared. Todos se acercaron lentamente buscando explicarse que pasaba. La madre seguía sonriendo. Aunque ya se comenzaba a preocupar. El silencio ya le estaba enfriando los huesos. Evidentemente era una pierna lo que se movía en la pared. Más arriba había una mano y para que la sorpresa fuera inmensamente grande, eran las extremidades de un recién nacido. Al observar del otro lado de la pared se descubrió la cabeza, la otra pierna y la otra mano. El niño parecía sonreír por que estaba vivo.
Las explicaciones fueron diversas: Dios así lo quiso, o el niño era la encarnación de Satanás. Todos hablaron del caso. Hasta salió en un periódico bastante reconocido en la página 16 porque la página principal la ocupaba un hombre con tres penes.
De las explicaciones que se dijeron la que más me gustó fue una que hablaba técnicamente del viaje en el tiempo. Si un cuerpo puede viajar en el tiempo pocos segundos atrás, su desplazamiento es meramente temporal, pues, sí esa era la única intención de éste, pero qué pasa con el universo que se está moviendo? qué pasa con la tierra que gira a unos no sé cuántos miles de kilómetros por segundo? qué pasa si un niño por cualquier motivo satánico o divino se transporta unas milésimas de segundo atrás en el tiempo?, no es posible que conserve su espacio?, su espacio universal con respecto a no se que, y al llegar a su destino “temporal” se encuentra con que ahora tiene que compartir este “espacio” con una pared?. No solo yo sino la familia del Niño Pared también se fue por esta extraña pero tal vez correcta explicación que formuló un borracho que aseguraba haber leído mucho al respecto.
La situación era muy complicada, porque no es que hubiera un pedazo de niño y luego un pedazo de pared, no es como los siameses que se pueden separar con bisturí. Aquí entre las moléculas de niño, había moléculas de pared, de cemento, de cal y quién sabe con que más hallan echo la mezcla los ingenuos albañiles que habían muerto de hambre bajo toneladas de piedra y arena.
El Niño Pared creció, y con él creció la pared.
Para los que nunca han visto nada igual, este niño era como una caja de cartón con extremidades. Un paralelepipedo con ojos.
No es tan grave tener mitad de tu cuerpo mezclado con otro sólido de muy poca flexibilidad, es como tener un yeso eterno. No es tan grave si no te has enamorado de los caballos y las carreras y algún día quieres llegar a ser jockey. No es tan grave si cuando tienes 10 años mientras sostienes la mano de tu papá después de que se ha gastado el dinero del arriendo en apuestas de caballos, pensando que el cemento trae buena suerte, y le dices que quieres ser jockey y él se ríe antes de mirarte a los ojos y darse cuenta que lo dices en serio. No es tan grave.
A veces los adultos creen entender, pero en realidad no les da la cabeza para hacerlo.
Siendo honestos, el Niño Pared no sabía que para ser Jockey tenía que comenzar “caminando calientes”, que significa montando caballos que acaban de correr o que estén ejercitados. Ni que tiene que volverse “Preparador”. En realidad los detalles no importan en los sueños de los niños, y son los que más mortifican a los adultos.
Desde ese día el Niño Pared comenzó a quedarse horas y horas mirando el techo azul de su cuarto mientras pensaba como podría deshacerse de su yeso eterno. Casi frustrado por lo que aparentaba ser su destino, su respuesta apareció después de ver un programa de televisión que explicaba la historia del cemento y cómo prepararlo. Creyó entender por qué sus padres nunca lo habían dejado tocar el agua. Esa palabra tan desconocida parecía ser la solución.
Desafortunadamente el programa de televisión no mostró ese mensaje que nos protege de sus discursos. No repita esto en casa, las escenas son realizadas por expertos en el dominio de estas herramientas, y dos horas más tarde el Niño Pared se estaba sumergiendo en el agua de la bañera de sus padres mientras estos observaban en la televisión de la sala cómo personas supuestamente reales discutían por quien iban a expulsar del programa en el próximo capitulo de media hora.
Una vez sumergido, mientras miraba el techo verde del baño de sus padres, el Niño Pared se comenzó a sentir feliz.
Porqué mis padres me habían prohibido esto?
Por que no querían que fuera libre?.
Él se imaginó montando su caballo, “Cemento” le pondría para que igual como había sido su vida nunca los pudieran separar. Vio cómo derrotaba a todos los otros Jockeys del mundo. Hasta se vio en la portada de aquel viejo periódico que lo había puesto en la página 16. Pero todo no es tan hermoso cuando se te disuelve parte del cemento en el estomago, y luego llega a tu sangres y te empiezas a quedar dormido, tan dormido que nunca más vuelves a despertar.
En la televisión decidieron quién iba a ser el próximo eliminado, así que el padre subió a su habitación y notó cómo el agua ya había inundado gran parte del cuarto y encontró en la bañera un agua gris oscura y muy adentro como si lo estuvieran escondiendo al Niño Pared, muerto, pero con una tierna sonrisa en su rostro. Tal vez ya estaba montando su caballo. Tal vez ya no le pesaba tanto el cuerpo. Tal vez soñó hasta el momento en que murió. Al parecer esta vez no pudo viajar en el tiempo unos segundos atrás, por que definitivamente esas cosas sólo pasan una vez en la vida.

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